El caso Carromero – tiro errado

Madrid, España – El regreso a España del dirigente de la sección juvenil del Partido Popular Ángel Francisco Carromero para seguir cumpliendo su condena en España es una noticia positiva no solo desde el punto de vista humanitario. También demuestra que Madrid y La Habana han sabido hacer uso de los conductos diplomáticos y el convenio bilateral de ejecución de sentencias penales de 1998. Hasta ahí las olas positivas que resuenan tras este caso que costó la vida a los opositores del régimen Oswaldo Payá y Harold Cepero cuando viajaban en el coche conducido por el español encarcelado.

 

 

 

 

La rápidez y eficacia con la que ha actuado en este caso el Gobierno sin embargo es, un agravio comparativo para los 2.440 reos españoles que cumplen su condena en el extranjero. Por ejemplo el otro español repatriado el sábado junto a Carromero, Miguel Vives Cutillas, había pasado ya cuatro años preso en la isla por tráfico de drogas. En vez de ser un gran éxito diplomático que proclama el Gobierno español, Carromero, quien sin duda recibió un trato privilegiado, ha sido la mejor baza de La Habana para domar la tradicional beligerancia del PP hacia el régimen cubano y lograr que la UE ponga en marcha las negociaciones para firmar un acuerdo de cooperación con la isla. De poco vale el empeño de Exteriores de desvincular el caso del cambio de política, especialmente cuando se quedan en la tiniebla los detalles sobre el por qué del mismo.
Existen, sin embargo, en el seno del PP elementos que tratan de hacer bandera de este asunto. Hay demasiados puntos oscuros en este caso como para convertirlo en una causa política contra la dictadura castrista. La lista de Carromero es más larga de lo que se imagina, antes de viajar a Cuba, el dirigente popular acumuló 45 multas de tráfico y perdió todos los puntos del permiso de conducir, razón por la cual Tráfico le había notificado la retirada del mismo. Carromero fue condenado a cuatro años de prisión por “homicidio por conducción imprudente” de acuerdo con el código penal cubano, hecho punible también en España, tras la reforma de 2007, que contempla estos delitos contra la seguridad vial también con penas de cárcel. Salvo que se demostrara que el accidente no fue tal, como sostiene sin argumentos de peso la familia de Payá, sino que se debió al acoso de otro automóvil —afirmación que Carromero siempre ha negado—, intentar convertirle en un defensor de la libertad y víctima del castrismo es errar el tiro.(elpais)

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