El Sistema de Venezuela: la música puede vencer la miseria

Caracas – Una sala de conciertos bien climatizada esperaba a nuestro grupo de observadores electorales al espectáculo de los jóvenes músicos de la orquesta sinfónica venezolana formados por “el Sistema”, este innovador proceso educativo social de Venezuela.

En la sala, junto a los jóvenes estaba presente un señor modesto, de cuerpo fino, pero que visible mente gozaba del gran aprecio y respeto del público. Al maestro le costaba media hora llegar desde la entrada hasta su asiento: unos le pararon para sacarle una foto, otros para poder apretar su mano y había algunos que solo le quieren saludar. Él es José Antonio Abreu (foto) – quien creía firmemente que la música puede vencer la miseria, puede cambiar el destino y puede crear el futuro.
Era en 1975 cuando este audaz economista venezolano salió con la idea que la enseñanza gratuita de música clásica de alto nivel podría sacar de la sofocante miseria los estratos más pobres de la sociedad hasta hacerles llegar a los escenarios más prestigiosos de la oferta musical del mundo. Desde los años setenta más de dos millones de jóvenes de los barrios marginados recibieron formación e instrumentos musicales y con ello una posibilidad para una vida mejor. No todos los jóvenes formados por El Sistema llegaron a ser músicos, sin embargo los horizontes que se les abrieron a través de la educación musical les posibilitaron una integración social y laboral nunca antes vista por residentes de las chabolas suburbanas.
Lo que es hoy la Fundación Musical Simón Bolívar, en Venezuela se conoce simplemente como “El Sistema”. El secreto de cuyo éxito se debe a la resocialización de sus discípulos, que a través de la música clásica desarrollan reflejos de solidaridad y la exigencia por el rendimiento alto – en fin autoestima y responsabilidad social. El proyecto ha sido una de las armas más eficaces contra la pobreza, desigualdad, violencia y las drogas.
El trabajo del maestro Abreu – personaje ascética y modesta, – no es otra cosa que un plan de desarrollo humano integral. La idea se origina en su diagnóstico acertado sobre la ausencia de una plan de educación musical destinado para jóvenes. “Me di cuenta que no había opciones públicas para jóvenes – dijo Abreu – y en el mismo tiempo vi claramente que los pocos que recibieron formación musical alguna, llegaron a desarrollar un nuevo sistema de valores y sensibilidad social – la música había transformado la esencia de su ser.
“Vamos a construir una red – se les dije a los primeros” – cuenta Abreu -” y sacando los niños de la pobreza haremos de Venezuela una superpotencia musical.” Abreu tenía razón, el proyecto que arrancó en un garaje local con unos 11 jóvenes y con muchísimo optimismo, en 30 años llegó a evolucionarse hasta conquistar no menos que el escenario del majestuoso Royal Albert Hall.
Antonio Abreu desde los inicios tenía bien claro sus metas, y sabía dónde quiere llegar con su plan de educación integral. A pesar de lo que aparenta, El Sistema es mucho más que un simple programa educativo. Para hoy llegó a ser una enorme red de escuelas, coros y orquestras presentes en los 23 estados de Venezuela, definiendo en el mejor sentido de la palabra la función social de la música. Se demostró que a través de cada joven que participa en el proyecto indirectamente se incide también en un colectivo de al menos tres adultos, más allá de los padres de los estudiantes.

 

 Simon_Bolivar__Orchestra_Royal_Albert_HallEl Sistema viene financiado por y administrado en parto por el Banco Interamericano de Desarrollo, el estado venezolano y la Sociedad Andina de Desarrollo – las opiniones parecen converger declarando que El Sistema es posiblemente el único punto fijo del presupuesto federal en que concuerda tanto la oposición y oficialismo. Según Abreu son los resultados alcanzados que justifican la existencia del programa y aseguran su futura financiación.

A raíz de la iniciativa el derecho a la educación musical se elevó a rango constitucional en el país bolivariano, y el avance musical venezolano parece irrumpir con abrumadora fuerza y frescura en el escenario mundial. En 2012 vimos una Orquesta Sinfónica Simón Bolívar sin igual en Raploch inaugurando el Festival Estival de Londres dirigido por Gustavo Dudamel – el maestro venezolano de unos 31 años quien llegó a las festividades con su “otra orquesta”, ya que Dudamel también tiene a su mando la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles a tiempo completo.
Junto a Dudamel emergieron talentos como Christian Vásquez, director de la Orquesta Sinfónica Stavanger con apenas 28 años, o Diego Matheuz quien quedó al cargo de la legendaria orquesta de Venecia – La Fenice – a su edad de 27, al igual que el contrabajista Edison Ruiz, quien fortalece el conjunto de los Filarmónicos de Berlín. En fin, el proyecto humano de Abreu desembocó en uno de los mayores y más exitosos empeños sociales de Venezuela.
Naturalmente el camino repleto está de obstáculos, siempre precisan de más profesores, instrumentos, fondos y locales, porque lo único abunda son los objetivos pretenciosos para alcanzar. Si estás preparado para una delicia musical y un huracán de aplausos sacia tu sed con unos fragmentos del espectáculo de la orquesta sinfónica de los jóvenes venezolanos.

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